En esta ocasión, querría reflexionar sobre el propio concepto de narcotráfico. Todos entendemos que “narcotráfico” se refiere a una actividad definida como criminal pero ¿Qué es un crimen? El Código Penal define como crimen como aquello que es lo que hace correr a un individuo el riesgo de ser condenado a una pena, es decir, toda actividad que va contra una ley dada.
El narcotráfico es un concepto que se deriva, por tanto, de la de una actividad económica que hace correr a un individuo de el riesgo de ser condenado a una contra de las leyes de salud pública, de blanqueo de capitales, fraude a la hacienda pública, etc.
La propia definición de crimen permite contabilizar en narcotráfico como actividad económica, ligada a la definición de riesgo como componente esencial de toda actividad económica, y sujeta por tanto a los principios de la misma: inversión, producción, trabajo, distribución, riesgo, etc. y toda la red de configuran los narcotraficantes a su alrededor como formas de de intervenir en esta actividad económica de forma eficiente: garantizar la inversión, mejorar la producción, disminuir el riesgo, maximizar beneficios, etc.
En este caso, el narcotráfico es el ejemplo perfecto del neoliberalismo: una economía de mercado desregulada, sin reglas de juego controladas por alguien externo a sí mismo y sin intervención de entidades de control ajenas a sus propios principios configurativos.
No obstante no se puede decir que la actividad delictiva ligada al narcotráfico (y que se vincula con otras actividades: prostitucion, fraude, construcción, prestamos usurarios, etc.) sea una especie de actividad ligada a algo semejante al anti-Estado. No: el narcotráfico se sale por la tangente del Estado, juega según sus propias reglas, para protegerse como negocio y como individuos que realizan una actividad económica determinada, va contra el mismo en caso de confrontación directa o ignora sus mecanismos y sus instancias cuando no puede utilizarlas en su propio beneficio.
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