miércoles, 12 de diciembre de 2012

Los narcos: figuras y nombres propios.


A la hora de destacar un nombre en el mundo del narcotráfico gallego habría que preguntarse qué personaje público tuvo un mayor impacto en la opinión social. Sin lugar a dudas, saldrían a la palestra nombres como el de Sito Miñanco o Manuel Charlín, verdaderos pioneros del negocio en tierras galaicas, pero quizá su verdadero protagonismo tuvo lugar durante la segunda mitad de los años 80 y la primera de la década de los 90. El nombre que completa la triada de capos autóctonos es el de Laureano Oubiña, cuya historia sigue dando titulares a día de hoy, ya sea por sus cuentas pendientes con la justicia o por la multitud de reivindicaciones que ha hecho llegar a políticos, jueces y periodistas para exigir un trato justo con los presos.

La historia de Oubiña es digna de la mejor de las biografías, ya sea por lo controvertido de su personalidad o por su famosa huida a Grecia, donde fue detenido en el año 1999. Un hombre hecho a sí mismo que se jactaba de haber financiado la Alianza Popular de Manuel Fraga, pero que recientemente alzó su voz para pedir la instauración de la III República y que inició (no se sabe si hubo reciprocidad) contacto con personajes del día a día político como Gaspar Llamazares o Labordeta, ya difunto, que representaban en cierta manera minorías en el Parlamento.

La personalidad de Oubiña no deja indiferente a nadie. La ostentosidad que lo caracterizaba en los años fértiles de su negocio se ha transmutado en un idealismo patente en cada una de sus intervenciones públicas, lo que no impide de ninguna manera que en la mente de los ciudadanos españoles permanezcan las imágenes que copaban los sumarios de las noticias en la televisión, así como los titulares en los periódicos. Lo cierto es que la sombra de Oubiña es y fue alargada. El ejemplo patente fue el de su hijastro David Pérez Lago, vástago de Esther Lago, la antigua secretaria y compañera sentimental de Oubiña, fallecida en un accidente de tráfico en el año 2001. Tras la muerte de la madre y después de una serie de diferencias relacionadas con la captura de Oubiña en Grecia –se especulaba que la Interpol había logrado su captura siguiendo la pista de su hijastro, que se encontraba con él, y con la ayuda del traficante de armas sirio Monzer Al-Kassar, el cual tenía varias cuentas pendientes con la justicia española– David, que ya había decidido seguir la estela de su padrastro, inició su camino con una banda de narcotraficantes liderada por él mismo.

Pérez y Oubiña en el funeral de Esther Lago
Fuente: La Voz de Galicia. 

De David y sus cómplices permanecen en la retina de los telespectadores y testigos presenciales la espectacular persecución que se llevó a cabo a finales del mes de abril de 2006, cuando la Guardia Civil, con efectivos por tierra, mar y aire, consiguió dar caza a los miembros de un operativo que planeaba descargar 6 toneladas de cocaína en una cala de la zona de Fisterra. Se trataba de tres planeadoras de las cuales una se hundió en la proximidades del lugar, y otra –en la que viajaba David Pérez– consiguió llegar al puerto de Corcubión, donde fueron detenidos sus tripulantes. La última de ellas llegó hasta la playa de A Barda, cerca de la localidad de Corme-Aldea, donde fue abandonada con 2 toneladas de carga. En lo alto del lugar esperaba un Audi de alta gama para recoger a los últimos integrantes de la operación, que lograron llegar hasta la parroquia de Baio (Zas), donde abandonaron el coche y prosiguieron su huida a pie, siendo posteriormente detenidos.

La planeadora varada en A Barda, remolcada por la Guardia Civil
Fuente: La Voz de Galicia.

La condena, recientemente impuesta, alcanza los nueve años de cárcel como tope, oscilando las penas entre los siete y los nueve. Las preguntas que os hacemos son:

-¿Creéis suficientes o excesivos los años de cárcel? ¿Veis necesaria una reforma legislativa en algún sentido?
-¿Qué recuerdo tenéis de los capos durante sus años de éxito?

5 comentarios:

  1. Para juzgar si la pena es o no suficiente o excesiva habría que conocer la totalidad de los delitos por los que se le ha condenado. Imagino que serán narcotráfico y unos cuantos más, así que en fin, tampoco me parece excesiva.

    Sobre los capos en sus años de éxito... pues más o menos como los grandes constructores durante los años dorados de la burbuja inmobiliaria: personajes de preponderancia social, con conexiones en la administración, y que parecían casi intocables por muy "pringados" que diesen la sensación de estar en chanchullos ilegales.

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    1. A donde quería llegar yo es a si veis necesaria una modificación de las leyes en el caso de las penas. Actualmente, al ser considerados delitos todas las actividades relacionadas con el narcotráfico, hay una serie de condenas que están estrechamente relacionadas con el tema de la legalización del consumo. Es evidente que los jefes de los clanes gozaban de cierta inmunidad, pero considerando que hoy en día se plantea en un mínimo grado que las drogas no se establezcan al margen de la ley, ¿cómo deberían afrontarse los cargos que se imputan a esta gente? En muchos casos, los casos de drogadicción implicaron la destrucción de familias. Siendo realistas, lo cierto es que los narcos no tienen culpa directa, pero a mi entender sí de manera indirecta. ¿Debería tenerse en cuenta? Muchas gracias por tu intervención.

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    2. Bueno, coloquialmente hablando los narcos tampoco pusieron la droga en la boca de nadie y les obligaron a tragar. Lo digo porque muchas veces se tiende a enfocar a los drogadictos como víctimas indirectas del narcotráfico y yo tampoco los veo así. Hay casos y casos pero diría que en la mayoría el consumo es voluntario. Es como si yo mañana me bebo un vaso de lejía y luego le echo la culpa a la marca que comercializa la lejía.

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  2. En el capítulo III del Código Penal figura que el tráfico de sustancias, consideradas de daño grave para la salud, puede acarrear condenas de como máximo nueve años. Según la legislación, y teniendo en cuenta únicamente este delito, la pena sería adecuada. Además tendríamos que tener en cuenta la multa que conlleva, que actualmente supone "el triple del valor en mercado de la sustancia incautada".

    Otra cosa es si nos parece suficiente o no a cada uno el número de años, o la multa. Es evidente que a la gente que le toca de cerca, o a los más concienciados con estos problemas les puede parecer pocos. Pienso que las condiciones del actual código buscan por una parte cercenar la capacidad adquisitiva y de reorganización de los traficantes, vía multa, y apartarlo de los circuitos de tráfico, vía prisión. Esto sería efectivo siempre y cuando supusiera el final de este tipo de negocios. Pero falta tener en cuenta a una importante red de clientelas, ayudas exteriores, apoyos, tapaderas, formas de evasión, e incluso la continuación de operaciones dentro de las cárceles lo que provoca que las penas sean algo punitivo contra el tráfico pero incapaz de cortarlo de forma definitiva o, por lo menos, significativa.

    Respecto a los capos de la droga coincido con la visión aquí mencionada. Todos tenemos en mente la forma de vida ostentosa y una actitud excesivamente arrogante y, llamativamente, despreocupada. Parecía que todos sabían quiénes eran los que traficaban pero no pasaba nada.
    Recomiendo para el tema un documental llamado "Marea Blanca" y que se emitió hace años en Documentos TV.

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  3. Yo veo correctas las penas que se les imputan a los capos de las organizaciones de trafico de drogas, pero lo que no veo bien es que le impogan la misma pena a una persona que vende 1 gramo de cocaina o heroina que a una persona que introduce 2000 kilogramos para luego venderlos. Y mucho que lean esto diran... las penas por estos delitos no son iguales. Si pero en muchos casos la justicia es ciega e impone penas desproporcionadas.

    A donde voy a llegar con todo esto, pues por ejemplo a la condena a 6 años de carcel a un extoxicomano rehabilitado por vender 0,4 gramos de heroina. Seis años! que verguenza de justicia. Estoy hablando de David Reboredo una persona que colabora en numerosos proyectos asociativos con el fin de ayudar a los demas. Hace años cometió un error y ahora la justicia se lo hace pagar igual que si fuera un gran delincuente.

    LIBERTAD PARA DAVID REBOREDO!

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